Suficiente razón para pensar en un futuro distinto, para trabajar en el campo educativo con base en valores.
La visión institucional de ORT es “educar para la vida”. Es la indicación del destino final de las acciones de la institución. Se nos revela a la entrada de cualquier sede, debajo del logo. Es idea, discurso y acción para aquellos que formamos parte del proyecto.
Su misión es brindar a la sociedad un proyecto educativo que integre los conceptos de excelencia, masividad e innovación, mediante una formación que comprenda las dimensiones ética, humanística, físico-deportiva, científica y tecnológica, con el propósito de desarrollar el potencial de sus alumnos para acceder a los estudios superiores y al mundo del trabajo. Y realizar esta tarea, de manera abierta, independiente y pluralista.
Así, “Educar para la vida” va mas allá de transferir contenidos o desarrollar competencias, experteces o conocimiento conceptual e instrumental. Es pensar en términos de valores. La vida es la resultante de un conjunto de elecciones, de decisiones. Se decide que hacer, que no hacer, como responder, a que no responder, para que hacer, y porque. Todas las decisiones expresan valores y están sostenidas en los mismos.
Las decisiones tomadas en el marco institucional marcan rumbo, generan un modelo a seguir. Del mismo modo, es nuestra tarea, que las decisiones demandadas en el transcurso de las materias a los alumnos pongan el acento en esos mismos valores.
De acuerdo a Dolan, existen dos tipos de valores distintos: valores instrumentales y valores finales. Los valores instrumentales son aquellos que nos permiten mediante su aplicación en la cotidianeidad de las decisiones, ir configurando, construyendo el objetivo: aquello que se ansia o se busca como estado de cosas definitivo, lo que las personas quieren alcanzar porque es lo que verdaderamente les importa. Son estos valores el camino para alcanzar los valores finales.
La mayoría de las veces, los valores finales, están claros. Son aquellos que se buscan alcanzar; como por ejemplo la felicidad, la salud, el bienestar, la independencia, el conocimiento. Otras, no tanto, en particular en las etapas de la vida cargadas de crisis y cambios, tal como ocurre en la adolescencia.
Ciertamente se pueden transitar muchos caminos para llegar al objetivo y se llega con una carga valorativa diferente. Un ejemplo en el campo de lo indeseable es que se puede lograr la felicidad o la salud a expensas de la salud de los otros, o simplemente sin tenerlos en cuenta.
El conocimiento, el otro, el trabajo en equipo y la solidaridad son valores primordiales en nuestra noción y nuestra tarea. Provienen de lo profundo de nuestra concepción religiosa y tienen tradición histórica. Los primeros son valores finales, los segundos, valores instrumentales.
En la materia Ciencia Tecnología y Sociedad la exigencia de trabajo es muy intensa. La lógica habitual es la respuesta individual, la aprehendida en experiencias eficaces, aun cuando medie un grupo para la resolución de la tarea. Con todas las posibilidades, incluso con mucha orientación, no son muchos los que logran, en principio, integrarse efectivamente y alinearse en un equipo para alcanzar el objetivo. El paradigma oculto es el del salvavidas individual.
Pichon Riviere denomina esta situación como obstáculo epistemofílico. Refiere así a las dificultades internas personales, nacidas de la conformación histórica del propio mundo interno.
A su vez, el contexto actual, que podríamos caracterizar como posmoderno, induce y promueve el individualismo y la laxitud en los lazos interpersonales. Esto funciona como un obstáculo para el proceso, como una dificultad para realizar un pasaje de un estado a otro.
Gastón Bachelard plantea en su libro “La formación del espíritu científico” las dificultades que se presentan en la producción de nuevos conceptos científicos. A estas dificultades las llama: obstáculos epistemológicos. Se originan en la naturaleza contradictoria, resistencial del proceso de incorporación de un nuevo objeto de conocimiento. Máxime cuando estos conocimientos están vinculados la experiencia cotidiana de vida (como es Internet en la vida de los actuales adolescentes), nutrida de componentes emocionales, en uso de leyes generales precientíficas de pura base empírica.
La tarea en la materia profundiza un trabajo que viene realizándose desde los primeros años de cursada. La respuesta metodológica tiene que ver con el diseño de prácticas que inevitablemente condicionen el alcance del logro mediante la puesta en juego de los valores instrumentales arriba mencionados. El procedimiento hace a la esencia de lo aprehendido. Trasciende las fronteras del conocimiento instrumental y se sitúa en orden a un fin último de mayor dimensión y valor. El “como” cobra relevancia y se pone a la altura del “que”.
El proceso tiene que ver con entender, comprender (apropiarse), aportar, integrar e integrarse, y abrevar de ese “fondo común de inversiones”
Entender como la posibilidad de tomar los productos de la comunicación escrita, al tiempo que escribir para que otros también lo hagan, partiendo de bibliografía tradicional.
Aportar significa en términos concretos enriquecer un Producto Básico de Estudio (PBE) (PBE: Material perteneciente a la Bibliografía Obligatoria de la materia) con aportes provenientes de otras fuentes (impresas y de Internet). Ello obliga tanto a investigar como a repasar en forma permanente los aportes realizados por otros para evitar duplicaciones y redundancias. También es entendido como correr los límites de las fuentes aprendizaje a otras originalmente impensadas.
Esta tarea de enriquecimiento, se plantea en forma individual pero su resultado impacta en el colectivo. Dadas las diferentes estrategias individuales de indagación, se pone de manifiesto la creatividad logrando un resultado que supera la adición.
Comprender, como factor necesario para aportar ejemplos y analizar casos y, para lograr tanto el producto final como el desarrollo de temas transversales. Como el factor que permite la internalización de los contenidos, a partir de las prácticas individuales y colectivas, lineales y recurrentes.
La particular dinámica del proceso recupera el valor del otro como necesario, diría que como imprescindible, para ver más allá, para superar obstáculos y para integrar sinérgicamente los conocimientos, los saberes, los pensamientos.
Necesitar del otro para enriquecerse y enriquecer al otro con los aportes propios. Descubrir en el trabajo cooperativo la profundidad del saber y el camino para alcanzar el conocimiento. Pasar del trabajo solitario al solidario. Descubrir que los caminos individuales son más acotados y no permiten alcanzar resultados exitosos. Es así como el otro pasa a convertirse en un valor ineludible.
Esta espiral creciente de conocimientos tiene como norte incuestionable los valores. El proceso se desarrolla así, como una verdadera brújula del cambio.
Prof. Lic. Carlos M Tauil
Bibliografia Consultada
- DE BACHELARD, G.: El nuevo espíritu científico. P.U.F, 1963.
- GARCIA SALVADOR, DOLAN SHIMON, FARRELL PERE DURAN, SOLER CEFERÍ. Direcccion por Valores. Editorial McGraw-Hill/Interamericana. Espana 1997
- PICHON RIVIERE E: El proceso grupal .Del Psicoanálisis a la Psicología Social. A la psiquiatría, una nueva problemática...Ed. Nueva visión 1979
- PICHON RIVIERE, E. y PAMPLIEGA, A. Psicología de la vida cotidiana. Nueva Visión, 1983.
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Carlos M Tauil